La flexibilidad como herramienta de futuro
¿De qué hablamos cuando nos referimos a un grupo humano?
Desde el punto de vista de la psicología para poder hablar de un grupo es necesario que sus miembros tengan una cierta estabilidad, una historia común y como dijimos anteriormente persigan uno o varios objetivos.
La finalidad que tiene un grupo también es importante, ya que los integrantes realizan tareas colectivas que contribuyen al logro de los objetivos comunes. Podemos formar parte de un grupo humano en varias situaciones de la vida, ya sea el familiar, escolar, el de amigos, el del club, etc. y siempre podemos aprender cosas positivas y diferentes de cada grupo del que formemos parte.
El primer grupo con el que nos relacionamos desde nuestro nacimiento es el grupo familiar. La familia es el primer agente de socialización con que se enfrenta el niño. No obstante, si nos damos cuenta de los cambios culturales que ha traído consigo la globalización, puede afirmarse que la influencia de la familia se ha reducido enormemente y los individuos se ven más influidos por los grupos que forman fuera del ámbito familiar.
La socialización es un proceso complejo, cuya complejidad radica, en parte, en los múltiples agentes de socialización que afronta el niño: padres, hermanos y profesores.
Si en una primera instancia de socialización tenemos a la familia y en la segunda etapa a la escuela, un menor que trabaja tiene además variados agentes agregados, las relaciones que se crean en los lugares de trabajo son importantes para un adulto, pero aún más para los niños ya que estas relaciones actúan como agentes socializadores “no formales”, ya que no corresponden a relaciones entre pares, por lo tanto el niño adquirirá costumbres, hábitos y valores desde distintas fuentes, que pueden perjudicar su desarrollo.
Las relaciones interpersonales que se dan en la familia son la vasija que protege la personalidad naciente del niño. Por eso es tan importante que las relaciones entre los miembros de la familia sean sanas, maduras, respetuosas, verdaderamente interpersonales.
La idea de grupo humano es uno de los ejes fundamentales del pensamiento sociológico que asegura que “son los grupos, y no los individuos aislados, los que constituyen las unidades funcionales en la lucha por la existencia”.
Para el conocido sociólogo, E. Durkheim es el grupo el que por un lado “presiona” al individuo para actuar en ciertos sentidos y por otro contribuye a la estabilización de su situación personal.
Nuestra personalidad se irá formando dentro del grupo. Los grupos humanos son importantes no sólo porque ofrecen apoya social, recursos, y un sentimiento de pertenecer, sino que porque suplementan el autoconcepto de sus miembros. Es dentro del grupo donde el ser humano define su identidad social.
Muchas veces la conducta y las acciones de los miembros sirve de estímulo al comportamiento de otros.
Un requisito importante también para que exista un grupo es la interacción de sus miembros. No constituye un grupo un conjunto de individuos aislados que esperan el colectivo en la parada. Además debe existir cierto grado de interdependencia donde los individuos dependen unos de otros para lograr sus objetivos.
La finalidad que tiene un grupo también es importante, ya que los integrantes realizan tareas colectivas que contribuyen al logro de los objetivos comunes.
El grupo permite satisfacer necesidades individuales, tanto explícitas como implícitas. Las primeras suelen encajar directamente con las tareas y el objetivo concreto del grupo. Las implícitas pueden resultar menos evidentes amistad o liderazgo, por ejemplo, pero movilizan al individuo a participar en las actividades grupales.
En la actualidad y en el pasado también, la mayoría de las grandes ideas han sido y son el fruto del trabajo de grupos de personas que interactúan de forma dinámica para llegar a resultados en su trabajo. Aunque muchas veces los nuevos descubrimientos lleven el nombre de una persona en específico detrás está el trabajo de unos cuantos colaboradores que de una forma u otra ayudan a traer al mundo esa nueva idea.
Muchos experimentos se han realizado y han demostrado que el trabajo en grupo favorece la creatividad y el espíritu de trabajo.
En el ámbito laboral podemos diferenciar dos tipos de grupos: los formales, donde el comportamiento de los individuos se dirige hacia las metas de la organización y los informales que constituyen alianzas que no tienen una estructura formal, surgen como respuesta a la necesidad de contacto social.
Entonces nos preguntamos, ¿por qué hay grupos? En verdad hay grupos por la sencilla razón de que todos y cada uno de sus miembros creen que pueden llenar una o varias necesidades en colaboración con los demás, que solos no podrían llevar a cabo.
Hay que tener en cuenta que sólo se pertenece a un grupo mientras se crea que le ofrece más ventajas estar dentro que fuera de él. Es decir que debemos ser conscientes de nuestra pertenencia y participar en todo lo que esté a nuestro alcance dentro del grupo.